Deseo el aire ya no me recuerde tu persona y no extrañar más tu boca; espero mis manos no se estiren para alcanzar tu cuerpo y que mis pensamientos se disuelvan en el mar de las ideas perdidas.
Qué importa que me quede desnudo y que no quede más que mi rostro triste y mi alma lastimada y mis ojos secos. Llévate todo, tíralo, deséchalo.
Ocupo desaparecer todo. Lo bueno, lo malo, lo maravilloso, lo peor. No quiero tener ya la esperanza de que eres el puerto a donde llega mi tranquilidad. Quiero saber que estás en brazos de alguien más y ya no arder en rabia, sabiendo que en los mios no encontraste el paraíso. Pensar que para ti era la salida fácil y la difícil fue la mía y entender que está bien y que así debía ser porque así nos tocaba; que no fue culpa de nadie y que cada quién salió con lo que le correspondía, pero que ya salimos y que eso es lo importante.
No quiero oir tu nombre. No quiero amanecer extrañando tu cuerpo a mi lado. Ya sólo quiero irme al olvido, a ese lugar donde tú me colocaste y permanecer ahi por un largo tiempo.