1. Ya viene el Teletón, ese monstruo que inunda México (auspiciado por Televisa) durante algunos días haciendo campaña para que el ciudadano común aporte su dinero a una fundación que promete ayuda al desarrollo de niños con capacidades diferentes.
2. Nací con un problema en la columna vertebral. El nombre científico no me lo sé pero entiendo que es una especie de escoliosis que deforma mi espalda y no me permite hacer todo con normalidad. Físicamente tengo ciertas secuelas: uno de mis hombros está mas elevado que el otro, mi pecho sobresale más de lo que debería, no soy tan alto como lo pude haber sido si la desviación no se hubiera presentado y no puedo levantar completamente mi brazo derecho. Como consecuencia, además, no puedo estar de pie mucho tiempo porque me canso y la compensación natural que hizo mi cuerpo para la distribución del peso hace que a veces sienta molestias en la cadera.
Sin embargo no tengo grandes limitaciones y esos detalles físicos son más perceptibles para mi que para el resto del mundo. No crecí deforme ni estoy atado a una silla de ruedas ni tengo mis capacidades limitadas.
Reconozco que tengo suerte.
3. No fui atendido en un Centro de Rehabilitación Teletón (CRIT) sino en la Fundación Shriners, porque cuando yo era niño aún no surgía el Teletón.
Llegamos a ese lugar más bien por un golpe de suerte. Cuando mis papás se dieron cuenta que tenía el problema buscaron a una serie de especialistas, tanto públicos y privados, que ofrecieron igual cantidad de soluciones. Decidieron atenderme en el Shriners por una razón muy sencilla: fue el lugar donde menos invasivo sería mi tratamiento, ya que entre las soluciones ofrecidas estaba operarme para intentar corregir el problema pero había grandes posibilidades de dejarme en silla de ruedas o coartar mi crecimiento y que quedara enano.
Algunos años luego que surgió Teletón la parte de Shriners en México que atendía a niños con capacidades limitadas desapareció y se enfocó al cuidado de pacientes quemados; ellos mismos reconocieron en algún punto que el tamaño del proyecto de Televisa los rebasaría y para evitar duplicar funciones decidieron canalizar sus recursos a otros proyectos.
4. Aunque no hay modo de comprobarlo, es casi seguro que Televisa tiene una agenda doble al promover el Teletón. No sé si es evasión de impuestos o simplemente una campaña para posicionarla como una empresa socialmente responsable.
Como parte de la promoción, la casa productora usa de los peores recursos posibles para hacer que las personas donen, al hacer un chantaje emocional que es abrumador y que muestra las peores condiciones de vida de algunos mexicanos. Esto me molesta de sobremanera.
Que las personas tengan una capacidad diferente no las hace menos dignas.
5. Desde que tengo poder adquisitivo, dono algo al Teletón. La cantidad no importa, a veces tengo más dinero y a veces tengo menos.
En realidad, hasta este momento no sé quién pago el tratamiento que llevé por más de 15 años y nunca antes me lo había cuestionado. Estoy seguro que no fue barato. Durante ese periodo no sólo asistí a consultas con especialistas en el tema, sino que me sacaron radiografías y usé durante cinco años un aparato ortopédico por el cual mi familia no pagó un quinto.
No es que cuando doy al Teletón esté pagando lo que recibí. Más bien creo que estoy ayudando a alguien a recibir una oportunidad similar a la que yo tuve.
6. Si Televisa y Fundación Teletón fueran más transparentes con los recursos ganarían legitimidad en su proyecto. Aunque carezco de evidencia que lo apoye, estoy seguro que parte de los ingresos que hay por donaciones se destinan a los pagos mismos de toda la operación que significa destinar tres días de tiempo de televisora y otros detalles. Y debe haber otros gastos.
Publicar en qué y a qué se destina todo ese dinero que se recibe año con año probablemente mostraría que efectivamente cierta parte de las entradas van a cosas que no son pagar rehabilitaciones pero también demostraría que sí hay un uso real para ese dinero que dona la gente.
Pero sé que eso raya en la ingenuidad de mi parte.
7. Me es incomodo cuando las personas hablan mal del programa Teletón o de cualquier otra causa asistencialista sin tener conocimiento de causa. Y me parece más incongruente aún que señalen que el Teletón está resolviendo un problema que le correspondería a las autoridades atender.
La sociedad necesita dejar de ver al Estado como el solucionador universal de problemas e intentar la construcción de alianzas y estrategias conjuntas entre sociedad civil y gobierno para reparar aquello que no está bien.
Si Fundación Teletón, como iniciativa privada, da escape y solución a una parte del problema de niños con discapacidad, aún con todas sus fallas, qué bueno. Más proyectos así por venir.
8. La caridad no hace justicia pero alivia el alma.
Cuando uno da, sean buenas intenciones, tiempo o dinero, lo debe hacer de corazón y con las mejores intenciones. Incluso a veces, sin cuestionar, teniendo fe en la mejor parte del proyecto.
Donar al Teletón es una manera más de tirar el dinero o de ayudar al prójimo, según los ojos con que se vean.
Como todo lo demás, sin embargo, cada quién es libre de pensar, opinar y destinar sus recursos a donde mejor le parezca.
Yo, sin embargo y con todas las reservas que puedo tener, seguiré aportando a esa causa específica esperando que contribuya a mejorar la vida de alguien más. Porque eso es algo que vi y veo de cerca todos los días.
2. Nací con un problema en la columna vertebral. El nombre científico no me lo sé pero entiendo que es una especie de escoliosis que deforma mi espalda y no me permite hacer todo con normalidad. Físicamente tengo ciertas secuelas: uno de mis hombros está mas elevado que el otro, mi pecho sobresale más de lo que debería, no soy tan alto como lo pude haber sido si la desviación no se hubiera presentado y no puedo levantar completamente mi brazo derecho. Como consecuencia, además, no puedo estar de pie mucho tiempo porque me canso y la compensación natural que hizo mi cuerpo para la distribución del peso hace que a veces sienta molestias en la cadera.
Sin embargo no tengo grandes limitaciones y esos detalles físicos son más perceptibles para mi que para el resto del mundo. No crecí deforme ni estoy atado a una silla de ruedas ni tengo mis capacidades limitadas.
Reconozco que tengo suerte.
3. No fui atendido en un Centro de Rehabilitación Teletón (CRIT) sino en la Fundación Shriners, porque cuando yo era niño aún no surgía el Teletón.
Llegamos a ese lugar más bien por un golpe de suerte. Cuando mis papás se dieron cuenta que tenía el problema buscaron a una serie de especialistas, tanto públicos y privados, que ofrecieron igual cantidad de soluciones. Decidieron atenderme en el Shriners por una razón muy sencilla: fue el lugar donde menos invasivo sería mi tratamiento, ya que entre las soluciones ofrecidas estaba operarme para intentar corregir el problema pero había grandes posibilidades de dejarme en silla de ruedas o coartar mi crecimiento y que quedara enano.
Algunos años luego que surgió Teletón la parte de Shriners en México que atendía a niños con capacidades limitadas desapareció y se enfocó al cuidado de pacientes quemados; ellos mismos reconocieron en algún punto que el tamaño del proyecto de Televisa los rebasaría y para evitar duplicar funciones decidieron canalizar sus recursos a otros proyectos.
4. Aunque no hay modo de comprobarlo, es casi seguro que Televisa tiene una agenda doble al promover el Teletón. No sé si es evasión de impuestos o simplemente una campaña para posicionarla como una empresa socialmente responsable.
Como parte de la promoción, la casa productora usa de los peores recursos posibles para hacer que las personas donen, al hacer un chantaje emocional que es abrumador y que muestra las peores condiciones de vida de algunos mexicanos. Esto me molesta de sobremanera.
Que las personas tengan una capacidad diferente no las hace menos dignas.
5. Desde que tengo poder adquisitivo, dono algo al Teletón. La cantidad no importa, a veces tengo más dinero y a veces tengo menos.
En realidad, hasta este momento no sé quién pago el tratamiento que llevé por más de 15 años y nunca antes me lo había cuestionado. Estoy seguro que no fue barato. Durante ese periodo no sólo asistí a consultas con especialistas en el tema, sino que me sacaron radiografías y usé durante cinco años un aparato ortopédico por el cual mi familia no pagó un quinto.
No es que cuando doy al Teletón esté pagando lo que recibí. Más bien creo que estoy ayudando a alguien a recibir una oportunidad similar a la que yo tuve.
6. Si Televisa y Fundación Teletón fueran más transparentes con los recursos ganarían legitimidad en su proyecto. Aunque carezco de evidencia que lo apoye, estoy seguro que parte de los ingresos que hay por donaciones se destinan a los pagos mismos de toda la operación que significa destinar tres días de tiempo de televisora y otros detalles. Y debe haber otros gastos.
Publicar en qué y a qué se destina todo ese dinero que se recibe año con año probablemente mostraría que efectivamente cierta parte de las entradas van a cosas que no son pagar rehabilitaciones pero también demostraría que sí hay un uso real para ese dinero que dona la gente.
Pero sé que eso raya en la ingenuidad de mi parte.
7. Me es incomodo cuando las personas hablan mal del programa Teletón o de cualquier otra causa asistencialista sin tener conocimiento de causa. Y me parece más incongruente aún que señalen que el Teletón está resolviendo un problema que le correspondería a las autoridades atender.
La sociedad necesita dejar de ver al Estado como el solucionador universal de problemas e intentar la construcción de alianzas y estrategias conjuntas entre sociedad civil y gobierno para reparar aquello que no está bien.
Si Fundación Teletón, como iniciativa privada, da escape y solución a una parte del problema de niños con discapacidad, aún con todas sus fallas, qué bueno. Más proyectos así por venir.
8. La caridad no hace justicia pero alivia el alma.
Cuando uno da, sean buenas intenciones, tiempo o dinero, lo debe hacer de corazón y con las mejores intenciones. Incluso a veces, sin cuestionar, teniendo fe en la mejor parte del proyecto.
Donar al Teletón es una manera más de tirar el dinero o de ayudar al prójimo, según los ojos con que se vean.
Como todo lo demás, sin embargo, cada quién es libre de pensar, opinar y destinar sus recursos a donde mejor le parezca.
Yo, sin embargo y con todas las reservas que puedo tener, seguiré aportando a esa causa específica esperando que contribuya a mejorar la vida de alguien más. Porque eso es algo que vi y veo de cerca todos los días.