"Derechito en el camino, no te distraigas ni te desvíes", le dijo su mamá, y Caperucita debió haberla escuchado. Pero es que él se veía tan agradable.
En general siemprea había sido muy cuidadosa, pero esta vez, con el Lobo, se sintió emocionada y, aún con un poco de temor, la novedad era mucha. Él había prometido enseñarle unas flores maravillosas, que ella no había visto en otro lugar, y como se le ocurrió que era buena idea llevarle un ramo a la Abuelita, pues decidió seguirlo.
¿Cómo iba a saber lo que le esperaba? ¡Claro que lo debió haber sabido!
El Lobo, como buen lobo, nunca negó que lo era. Quizás había mentido un poco, pero en realidad, ¿de quién era la culpa, de la Caperucita que se deja seducir o del que sólo sonríe? Incluso, él le enseñó los dientes, muestra clara de que lo que se avecinaba no era bueno, pero ella que era ingenua, rayando en lo pendeja, incluso lo hayó gracioso.
"Acércate", dijo el Lobo. Y ahi va, la muy tarada, con todo y la temblorina de la expectativa y el temor, a esperar que algo maravilloso sucediera.
Y claro que lo único que pasó es que el Lobo se la tragó.
De cómo la rescataron, y lo que pasó con el Lobo es parte de otra historia, que no necesariamente cabe aquí.
No fue hasta que vio la luz que se dio cuenta que por más que traigas una capa roja, no hay que tenerle demasiada fe a que te proteja de los extraños. También, que por más bonitas que sean las flores, siguen teniendo espinas. Y por último, que ahora sabía cosas que no conocía antes, y que por más que lo emocionante sea excitante, lo bueno y lo agradable no siempre son la misma cosa.
"Es bueno saber mucho, pero un tantito, no", se lamentó Caperucita, pensando lo que le habían costado las enseñanzas.
********************
Ya te conocía, mi Lobo. No me engañas, no eres un pato, lo sabes tan bien como yo; un pato nunca haría ciertas cosas. Estoy seguro que te había visto pasar, porque en tres años no coincidir es imposible, e incluso, tú pasaste por aquí, por este blog, y yo también había hecho lo propio, alguna vez. Estoy seguro que no lo sabes, porque tú mismo has admitido que no prestas atención a los detalles, pero mi memoria, que es traicionera y convenenciera se acuerda de tí de antes. No sé si ahora que aterrizaste en mi vida fue una vuelta más del destino o porque ahora sí nos tocaba juntarnos.
En general siemprea había sido muy cuidadosa, pero esta vez, con el Lobo, se sintió emocionada y, aún con un poco de temor, la novedad era mucha. Él había prometido enseñarle unas flores maravillosas, que ella no había visto en otro lugar, y como se le ocurrió que era buena idea llevarle un ramo a la Abuelita, pues decidió seguirlo.
¿Cómo iba a saber lo que le esperaba? ¡Claro que lo debió haber sabido!
El Lobo, como buen lobo, nunca negó que lo era. Quizás había mentido un poco, pero en realidad, ¿de quién era la culpa, de la Caperucita que se deja seducir o del que sólo sonríe? Incluso, él le enseñó los dientes, muestra clara de que lo que se avecinaba no era bueno, pero ella que era ingenua, rayando en lo pendeja, incluso lo hayó gracioso.
"Acércate", dijo el Lobo. Y ahi va, la muy tarada, con todo y la temblorina de la expectativa y el temor, a esperar que algo maravilloso sucediera.
Y claro que lo único que pasó es que el Lobo se la tragó.
De cómo la rescataron, y lo que pasó con el Lobo es parte de otra historia, que no necesariamente cabe aquí.
No fue hasta que vio la luz que se dio cuenta que por más que traigas una capa roja, no hay que tenerle demasiada fe a que te proteja de los extraños. También, que por más bonitas que sean las flores, siguen teniendo espinas. Y por último, que ahora sabía cosas que no conocía antes, y que por más que lo emocionante sea excitante, lo bueno y lo agradable no siempre son la misma cosa.
"Es bueno saber mucho, pero un tantito, no", se lamentó Caperucita, pensando lo que le habían costado las enseñanzas.
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Ya te conocía, mi Lobo. No me engañas, no eres un pato, lo sabes tan bien como yo; un pato nunca haría ciertas cosas. Estoy seguro que te había visto pasar, porque en tres años no coincidir es imposible, e incluso, tú pasaste por aquí, por este blog, y yo también había hecho lo propio, alguna vez. Estoy seguro que no lo sabes, porque tú mismo has admitido que no prestas atención a los detalles, pero mi memoria, que es traicionera y convenenciera se acuerda de tí de antes. No sé si ahora que aterrizaste en mi vida fue una vuelta más del destino o porque ahora sí nos tocaba juntarnos.
8 graznidos:
Estas analogías siempre me dan ñañaras, ahora me siento tan caperusito rojo D=
Oraaaaaaaaa!!!
Que buen chismeeee!!!
Tan tan tan!! Pues buzo caperuzo ehh!
Me URGEEE que me cuentes de quien hablaasssssssss!!!
No en serio, me urge u_u
invitado, ojalá y pueda asistir.
http://i525.photobucket.com/albums/cc339/conejo_pestilente/23.png
Hey!!! Pes en serio me dieron ñañaras, creo que megustan los lobos, pero son algo peligrosos no crees?
Creo que sere una caperuza pendeja, pero a quien no le gusta jugar con el lobo??
solo pa matar el tedio!!
Besitos!!
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