Exijo una aclaración!

Querido Anónimo:

Primero que nada, quiero agradecer tu visita a este blog.

Quiero decirte, también, que tu comentario me llamó sobremanera la atención.

Explicaré por qué, pero antes, pondré el citado a continuación:

"Todo obedece a una propiedad del nueve,

al sumar se diluye en los dígitos que son resultado de la suma.

Al multiplicar, los dígitos del producto siempre sumarán nueve.

9+5=141+4:58+9:171+7:8

Y así ad nauseam

El nueve se sublima y deja su existencia al otro número.

En cambio al multiplicarse, prevalece:

9*8:727+2:99*45:4054+5:9

Así ad infinitum...

Esmaltes inútiles para adornar sus camafeos...Je."

Ahora bien, quiero señalar que hasta ayer en la noche desconocía por completo sobre las maravillas y bondades del número nueve, que ahora gracias a tu útil explicación conozco.

¡Quién iba a decir que en un sólo dígito podían caber tantas extraordinariedades!

Sin embargo, hay algo que me causa ruido y es lo siguiente: esmaltes inútiles para adornar sus camafeos.

Estimadísimo Anónimo, te ruego encarecidisimamente que me expliques a qué te refieres.

¿Es que el nueve usa esmaltes? O acaso, ¿los camafeos tienen números? O quizá, ¿la madre Teresa de Calcuta o Barack Obama o Indira Ghandi usan adornos inútiles?

¡No comprendo nada! Tengo que admitir que me siento tremendamente confundido, porque yo no uso camafeos, los esmaltes sólo los inhalo y por supuesto que no sé sumar ni multiplicar.

Agradeceré que se me explique esta cruenta y compleja situación que me atormenta y no me permite dormir.

Atentamente,

El muy atormentado, Conejitocisne.

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Edición posterior: Ya que en esas andamos, explícame a qué te refieres con: "PS. ..."
Ah! Y el nombre en latín no es cignus cuniculus.

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Más edición: Si sé lo que significa PS. Me refería a que me explicaras los tres puntos posteriores.

¿Y que no sería mejor ya decir quién eres?

Por cierto, anónimo anterior, amé el Ains! Tan español el asunto...