viernes, 12 de junio de 2009

Cuentito rechazado

Escribí este cuento para Recolectivo, el tema semanal era Vuelve, pero no lo publicaron, y como no estamos para desperdiciar, helo aquí.

El gato y mi amor

Mi vecina extravió a su gato. Era un gato negro, bastante común, sin mucha gracia ni pretensión. Era un animal que de pronto llegó, ella decidió adoptarlo y se convirtió en su única compañía.

Un poco así era el amor que yo sentía por él. Sin muchos adornos, sin muchas aspiraciones. Era plana y simplemente un querer que llenó un espacio vacío.

Estoy convencido que la vecina quiere a su gato. Desde que desapareció la he escuchado hablar al aire como si fuera su mascota, como si pudiera escucharla, pidiéndole que vuelva.

Yo intenté también hablar con él. En persona, por teléfono, escribiéndole emails. Fue un poco, dados los resultados obtenidos, como dialogar con la nada.

La vecina pegó, por las calles de la colonia, fotos del gato con un letrero en el que se lee: lo extraño, llama a tal número. Nomás por el contenido de los flyers, puedo deducir que ella es un poco tarada, porque no se tomó la molestia de agregar ningún detalle adicional, como que tiene la piel de la pata derecha maltratada o usa un collar rojo con un cascabel, para que los pájaros lo escuchen venir y no los mate.

Yo no tengo fotos de él para pegar letreros de “te extraño”. Además, sería muy extraño que en ellos escribiera, es contador, le gusta que le rasquen atrás de la rodilla, su bebida favorita es el tequila.

Al principio, cuando recién se perdió el gato, la vecina lloraba un poco e incluso, se le ocurrió dejarle comida fuera de la puerta y en el patio, por si el animal regresaba y tenía hambre. Ahora ya se hizo un poco a la idea.

Como ella, yo también ya me convencí: él no va a volver.

Lo sé tan seguro como que tampoco el gato lo hará, porque dejó de moverse al poco tiempo después que lo metí en esa bolsa de plástico negro.

6 graznidos:

Anónimo dijo...

Caray... y a mi que me gustan los gatos -digo no en bolsa-.

Anónimo dijo...

Me gusto mucho, me recuerda tanto a los cuentos de Edmundo Valades, el final siempre torcido y sorpresivo.

Anónimo dijo...

pobre gato. !!! tal vez este triste, tal vez tu vecina no comprendia que era "gato" a fin y al cabo ellos son libres o al menos no he conocido a un gato que no este de vago y que no le guste estar con sus amigos y esas cosas... si tu vecina comprendiera un poko, el gato regresaria porque se que el la quiere mucho !!!

Carrie Bradshaw dijo...

Jajajaja, que final! Tal vez necesitas (necesitamos) meter a ese hombre en una bolsa de plástico negra para convencernos de que DEFINITIVAMENTE no va a volver.

Martín Olvera dijo...

Me ha gustado todo.


Saludos.

Anónimo dijo...

Uhm...

¿Por qué ya no has publicado nada desde esto?

Ya casi son 10 días y nada.